jueves, 22 de diciembre de 2011

Futuro... ¿que nos queda?

Nuevo gobierno, nuevo partido al frente, aires de renovación, nuevas esperanzas... creo que no es eso lo que se respira estos días en la calle.

Navidad, fiestas, regalos, familia... tampoco un falso ambiente que nos permite evadirnos de la realidad existente durante unos días.

Incertidumbre, angustia, abandono, es lo que se siente alrededor. La gente respira a duras penas, ahogados por una crisis de la que ni siquiera nos sentimos culpables, una crisis que no entendemos, una crisis que nos ha llevado a un estado de nerviosismo que nos hace temer que llegue mañana.


Mañana, una palabra que debería transmitir esperanza pero que actualmente se relaciona con desasosiego.
Mañana... una sola palabra... tantas malas sensaciones. No sabemos si todavía tendremos o no un hogar, una familia, un techo, o un euro para poder comprar un poco de pan con el que poder saciar  un apetito que nunca hemos sentido, un apetito desconocido ya que venimos de un estado de abundancia extraordinario.

Nos han engañado, nos han timado, nos han tomado el pelo,  nos han frustrado, nos han tomado por el "pito de un sereno".

Nos metieron en la boca el dulce del bienestar, nos lo dejaron probar y saborear para que, un instante después, arrebatárnoslo descaradamente con la excusa fácil de una "crisis".

Pero... ¿que es esta "crisis"?,  ¿quien la ha creado?, ¿quien es el culpable?... la respuesta es sencilla, la tienes delante de ti, solo tienes que mirarte en un espejo.

Todos somos partícipes de un falso estado de bienestar que nos vendieron como el estado óptimo del ser humano, un estado de bienestar a costa de nosotros, de nuestro entorno, de nuestra vida.

Todos hemos participado, de una forma u otra de ese estado de abundancia del cual creíamos que no tenía fondo. Nos hemos permitido especular, malgastar, consumir hasta la saciedad, abusar del entorno y del medio ambiente, explotarlo, agotarlo, estropearlo.

Hemos dado importancia a lo que realmente no lo tiene, y nos hemos olvidado de lo verdaderamente esencial, nos hemos olvidado de que somos, de donde venimos y a donde pertenecemos.


No hay comentarios: